jueves, 26 de abril de 2012

La servilleta del señor Soez


Que sin ser nada, era un afortunado. Así lo dejó escrito de forma improvisada en cada afortunada servilleta que acompañaba su café. Y habrá quién diga que una mancha no es excitante; no seré yo el que cometa el error de infravalorar la indiscreta suciedad que empaña las lentillas de un miope.
Eran viejos amigos, la incógnita y el borrón en el objetivo. Insto a la incógnita a que descifre, que traduzca de loco a mundano las vísceras gramaticales que de forma fluida brotan.
Uno mancha con palabras servilletas y las limpia con café después. Deshace improperios escritos en materiales soeces. Juzguemos contenido y forma, yo sólo veo mugre.
Deshecho de muchos, consuelo de perdedores. Corran, corran, estamos de rebajas. Hay crisis de entereza mental, con luna llena.
El cansancio y la razón se han adueñado de la conducta. Dejado atrás todo atisbo de honorabilidad, rechazado el amor propio y entregado a la desdicha, así se encuentra la inservible servilleta que estoicamente vio cómo se limpiaban a ella después de grabar la prosa y el verso dignos de un genio. Sucio y mugriento genio, hicieron bien en limpiarlo con más mugre.
Escombro puro, inservible para muchos, ansiado por gustos de rebajas que ahora iluminan la Vogue.
Delego en la manga de la camisa competencias en sanidad (e higiene).
Y sin ser nada, soy un afortunado con un café.
Bello es barro, si debajo sólo hay mierda.

domingo, 22 de abril de 2012

El vals del Conde


Ordenadas parejas en la pista de baile. Regidos por precisos movimientos naturales una y mil veces repetidos. No resulta necesario mantener la vista fija en piernas ni en pestañas, dueñas del tráfico gestual que decoran un suelo que pasa desapercibido.
El danzante solitario, observa desde la distancia. Justa y corta distancia. En vez de sentirse cohibido por unas uniones tan patentes, se percata de que sus ojos y sus pestañas, quizás sus piernas, no dejan de ser blanco de deseo y desaprobación. Deseo y desaprobación que nunca proceden de la misma mirada, pero sí de la misma pareja. Tan unida, ahora ve la ruptura de su entera esencia bipartita.
Tripartitos trajeron caos a la política, y diversión a los danzantes.
Ordenadas parejas de baile que ahora odian mientras desean; que ahora escupen el suelo del danzante, el cual pisan. Ahora fingen desaprobación cuando el líder saluda, sabedoras de su riesgo.
El engranaje se vicia y los pasos empiezan a fallar. Tropiezan emociones y zapatos mientras la cabeza permanece falsamente fría. No reconocerán su traspiés, narcisistas mocasines que sólo buscan suelo que pisar.
Qué tramará hacer el danzante solitario, de paradójico seudónimo dada su estática postura.
Miro y pienso, y qué complicado parece; tres gracias en mente y un verso libre. Metafóricamente libre, enteramente danzante.
"Lleno de ansias, de espinas y cenizas, corazón en Braille
las tres gracias dicen, que pese a no tener pareja, les gusta el baile"

sábado, 14 de abril de 2012

Nostalgia en el vergel

De profesión viajante; su pasatiempo el sueño y casi siempre el asombro como incentivo. De cada continente un par de notas, quizás un mal trazo con una pareja de ideas. Su pequeña obsesión no era otra que apuntar y recordar. Su memoria llegaba hasta donde sus notas le permitieran, y créanme, la finitud no le hacía justicia.
La patria nunca tuvo menos sentido como para este incansable descubridor de tierras. Todas y cada uno le aportaban una porción de felicidad nómada. Y una nota, o un mal trazo.
Halló caminando eso que muchos añoran encontrar tumbados. Deambulaba, según dicen, como un triste. Nada más lejos de la realidad, a cada paso se alejaba de la desidia y se acercaba al jardín etéreo que algún día se propuso alcanzar. Allí deseaba tumbarse.
Algunas notas se antojaban trágicas, cargadas de contingencias desgarradoras, como si Homero hubiese escrito su futuro aún pendiente.
Verdaderamente trágica resulta la visión del viajero tumbado en su jardín, leyendo una nota escrita en lágrimas, de su travesía por el infierno.
Si no hubiese llegado al condenado jardín, allí volvería.

sábado, 7 de abril de 2012

Prometeo, modales y Lorenzo

A veces, sólo a veces, un hola inicia una conversación
otras no es ni necesario, mas siempre hay un adiós
ese es mi calvario, no ser un ruiseñor
y saludar piando, despertando al sol

viernes, 6 de abril de 2012

Almacén de novedades

Y empezó entonces a hablar el mudo. No hubo ser con oído que no se callase. Y de pronto, el mejor amigo de la vergüenza, el murmullo, hizo acto de presencia.
¿Qué podía esperar ahora el comediante? Su monólogo, lejos ahora de ser único, era una antigualla. Siempre le quedaba la funesta opción de retirarse sin elevar el tono, poco a poco, sin que el gentío mostrase a viva voz el talento que el bufón acababa de perder.
¿Era acaso su talento fruto del gentío?, ¿eran sus risas efectos colaterales a su valía?
Hizo de su miedo algo más que coraje y volvió al escenario. Una nota era su único apoyo, y no la sacó del bolsillo. Recitó sin leer como si de un sofista griego se tratase, y nada más que lágrimas fue lo que consiguió arrebatar al público.
No volvió a ese escenario, el público rió de nuevo con otros artistas pero no con él. Nunca más supieron del bufón que fue capaz de transformarse en mitad de una actuación. Una metamorfosis completa, digna de Kafka, o de una mariposa.
El antiguo saltimbanqui, ahora en proceso de olvido colectivo, descubrió el teatro. Recolectando lágrimas se hizo de oro, y ahora ríe, viendo a comediantes pasando vergüenza.
(Murmullo).

domingo, 1 de abril de 2012

El jabón sin dueño y el dueño sin jabón

Como del deber vive el justiciero, de la virtud el solitario. La propiedad es tan antigua como el hombre mismo y pese a todo,aún es necesario poseer.
Juguemos a limar, rasguemos cómodas asperezas. Agarra con seguridad tu propiedad, tus virtudes, y si la vanidad no ha hecho excesiva mella, los vicios.
Limemos con honestidad, y verás cómo van separándose y precipitándose el miedo, la angustia, el egoísmo, el interés, el capricho, la complacencia, la falsa adoración y sus hermanos.
Ha desaparecido hasta el recuerdo de aquello que agarraste firmemente. Hasta su sombra juega ahora con un futuro imposible.
Una vez limada la propiedad desaparece, pero, ¿siempre?.
Dime qué posees, y te diré qué no posees.
Créeme hermano, odiarás la honestidad hasta que tus uñas te hagan daño.