Sin saber muy bien porqué, fuimos precipitados, en el fin de un vaso sin fondo. En el fondo de una intención superficial. Fuimos lluvia de verano en un Sol de invierno, fuimos antítesis en simbiosis. Sintetizando, fuimos lo que somos y sin cambio alguno. Fuimos dolor en la unión y risa en la distancia. Fuimos nada y fuimos todo.
Fue un pretérito perfecto, una perfecta catástrofe. Una seca y sedienta tormenta perfecta.
Es un presente simple, sin difícil sentido, ordenado y acicalado de forma poco sutil.
No hay futuro perfecto, ni presente absurdo. Siempre simple, no siempre indicativo pero... desde luego no pluscuamperfecto.
Problemas con el Verbo, su santísima trinidad.
La segunda persona.