lunes, 14 de enero de 2013

Camino a la perdición

Ni sombra del enemigo, violadas las palabras. Éxtasis de ansias ruborizadas. Se han excitado hasta las comas, esperando el punto y final.
Se va abriendo paso sin ternura, con la garra de una bestia que ha renunciado al control de los instintos. Y ya se deja, miren cómo se deja, en un silencio amplificado con mil micrófonos, con mil gemidos.
Y cae la noche, que se lleva el pudor a la cama. La ira hecha dolor, el dolor hecho pasión y de ahí sangre salvaje.
Que le jodan al frío hasta la fundición. Que le jodan hasta el hastío, hasta el cansancio de la carne. Uno tras otro, el que no cae se levanta, en busca de un pedazo de hiel. De saliva escritos los poemas que recitan los cuerpos.
Claridad al otro lado de la luna, en la más oscura nada, deja que te enseñe el camino con los ojos en la espalda.

martes, 8 de enero de 2013

Sólo media luna

Cuando el cetro de Atenea calló bajo la frágil posesión del derrotado, se hizo la luz en todo el imperio. Imperio fértil en historias, en vidas y en futuros. Fue la vida quien hizo su entrada triunfal, apagando los fuegos de la rabia, ahogando el humo del vacío. Alzó su mano en busca de la fuerza que le había permitido luchar por su destino, dejando atrás las cadenas de la circunstancia, el devenir poético que le había hecho perder la fe en más de una ocasión.
El justo descanso del guerrero no podía llegar hasta desprenderse de la carga del deber. La carga de enseñar el camino a los más pequeños. Otorgarle la clave del Sol a aquellos que tendrían que derramar anhelos por ella. 
Escondan luz donde quieran, guárdenla donde puedan y aún así no será bastante. Conserven luz, hijos de la tierra, pues allá donde los días no vienen a caballo del sol, las noches no cesan en su lúgubre cometido.
Siempre que se habla de batallas se obvia la más importante, que no es más que la siguiente.
Cinco líneas para conservar la clave del Sol, cinco líneas para proteger la luz. Sosteniendo Atlas el devenir, sin que nadie se percate.

lunes, 7 de enero de 2013

Syntax error

Hasta las creaciones más divergentes comparten  menudeces. Cierto psicópata con una chaqueta y varios crímenes a su espalda gustaba de escuchar buena música en un bar elitista del centro. Una pobre contradicción. Amigo de un cínico hipocondríaco, el cual fumaba casi tanto como el miedo que le daban los aviones. Los dos acostumbraban a charlar sobre todo aquello que careciese de importancia. Las cosas importantes vienen en papel reciclado y ellos ante todo eran élite inservible. Bueno, no del todo inservible, en los bares casi cualquier cosa podía acabar en su mesa. Digamos que apuntaban en una libreta las veces que le robaban caramelos a los infantes y luego comparaban lágrimas.
Cierto día, en mitad de su andanada política, dieron alas al drama y segaron casi tantas vidas con un par de armas que con los cientos de palabras a la nuca que ya habían dejado escapar.
A partir de cierta edad no resulta tan divertido ver brotar el rojo elemento, tan caduco como inerte. Vampiros del arte más antigua y sin caer en terreno de rameras, allí los tienes comparando gotones.
Dele un café al asesino, que se duerme.

martes, 1 de enero de 2013

Before i forget

Antes de que me olvide, permítame decirle que ojalá no la hubiera conocido. Permítame decirle también, ya que la noto con ganas, que su hogar es ruina de facto y además de ciego hay que padecer de un desinterés enfermizo para no percatarse de ello. Uno hasta se olvida de lo sencillo que puede resultar respirar cuando está a mares y algún vuelo de mi.
No es mi humilde persona poseedora de mucho bien, si bien a malas soy bueno. Tampoco poseo muchas verdades ni perennes perfecciones;  y aún así mi hemisferio vanidoso se cree poseedor de la más absoluta razón cuando excreta descripciones de su tan señorial escoria.
Su excelentísimo pedazo de basura en tierra permítame y ahora por placer, ya que veo del todo improbable que consiga olvidarlo, decirle que me repugna la sola idea de volver a soportar la mirada en tan sucio paraje.
Ahora que me percato, creo que me he dejado las palabras decorosas en el otro pantalón, y en este justo instante sólo ansío ver en llamas lo que en mi tierra se llama ceniza, lo que en la suya se llama cultura.
Si le apetece, dama del averno, podemos discutir sobre ello, pero con tierras de por medio; con historias, tiempos, descansos, vidas, muertes, lágrimas y sobre todo naciones por medio. Por arriba, abajo, acción u omisión.
Estoy seguro de que me he olvidado de algo.