Hasta que arda la sangre. Hasta que empapen los cambios la constancia de una vida plena. Que prendan las ideas que cobijo encontraron en tan inusitada ciudadela. La cuenta atrás se ha quedado sin dígitos, sin ganas. Hacia delante vuela el destino, incapaz de retroceder pese a tener a mil demonios de su lado.
Lejos, muy lejos, allá donde no hay donde, allí donde ni la luz da los buenos días, en la frontera entre ningún lado y el final.
Quienes al ver el humo, sintieron el fuego, no han contado como debieran. Cuando al ver humo sientas calor, sientas cobijo, entonces viejo amigo, habrás llegado a ningún donde, en donde no hay nombre para el descanso. Allá donde no hay donde para el fracaso.
sábado, 22 de diciembre de 2012
domingo, 16 de diciembre de 2012
A Santiago
Siento haber estado en donde estuve, el tiempo que estuve. Gracias por no haberte movido ni medio palmo.
Siento que la espera haya sido larga y el saludo tan corto. Gracias por haberme recibido entre lágrimas.
Siento no haber podido gritar hasta escucharme, que ni la tecnología me haya dejado hacerte ver lo que yo veía. Gracias por haber cuidado de mi padre.
Siento haber perdido las palabras correctas, las chispas adecuadas, las llamas y cenizas que acompañan tu viaje. Gracias por haberme guardado la sonrisa.
Que la intuición y la empatía no son nada en comparación con todo aquello que algún día podré mostrar.
Siento haber llorado mares y que sean justamente insuficientes. Siento que los meses pasen de tres en tres, pero ante todo, gracias por devolverme aquel aliento que dejé escondido detrás del árbol torcido.
"Que casas hay muchas y hogares bien pocos
que males asustan y bienes dan logros
sin tiempo ni lucha el premio no es oro
mi vida tiene un sitio y ese sitio no es el globo"
Siento que la espera haya sido larga y el saludo tan corto. Gracias por haberme recibido entre lágrimas.
Siento no haber podido gritar hasta escucharme, que ni la tecnología me haya dejado hacerte ver lo que yo veía. Gracias por haber cuidado de mi padre.
Siento haber perdido las palabras correctas, las chispas adecuadas, las llamas y cenizas que acompañan tu viaje. Gracias por haberme guardado la sonrisa.
Que la intuición y la empatía no son nada en comparación con todo aquello que algún día podré mostrar.
Siento haber llorado mares y que sean justamente insuficientes. Siento que los meses pasen de tres en tres, pero ante todo, gracias por devolverme aquel aliento que dejé escondido detrás del árbol torcido.
"Que casas hay muchas y hogares bien pocos
que males asustan y bienes dan logros
sin tiempo ni lucha el premio no es oro
mi vida tiene un sitio y ese sitio no es el globo"
lunes, 3 de diciembre de 2012
La lengua de las libélulas.
La luz me ha dicho que lo primero fue
la palabra. De ahí vino la relación, el éxito y el duelo. Un par
de pasos después fueron entrando en escena variaciones de todo
aquello que en principio era original.
Formado el todo y abandonada la nada,
las palabras, hartas del torticero trato que sus poseedores les
daban, decidieron revelarse. Revelar su verdadera intención, no hubo
gritos ni reproches, sólo el certero disparo que nadie esperaba ni
querría esperar.
Una mañana inesperada la justicia se
vendió al azar, producto del desorden que adornaba sus vivencias.
Placer, amor y confianza se autoproclamaron inalcanzables, pero
difuminaron su divinidad en otros vocablos en escala de grises. Sexo,
complicidad y rutina se hicieron objetivo del hombre medio, falsa
sonrisa que torna fruncida al dar un abrazo.
De estos cambios nadie se hizo
responsable, y la culpabilidad ahora era otra palabra ajena a todas
aquellas que debían rodearle.
La vida quedó minimizada a una palabra
y la muerte, en miles. Entonces, en un mundo de ventrílocuos de
emociones, el gesto volvió a coger el cetro.
Por desgracia para aquellos que no
podían ver, cetro sólo era una palabra y vida también. Por
desgracia siempre hubo y habrá más palabras aliadas a las escalas
de grises que a todo lo demás.
Aquí es donde entras tú, y donde
salgo yo. Esta es mi palabra.
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