viernes, 15 de junio de 2012

Demonon Vrosis


Qué quiere que le diga a la ruina si está ya acariciando el control total de cielo y tierra. En este momento no encontramos ya sujetos ni predicados que se dignen, ni deban dignarse, a dejar a cada cual en su sitio.
Los escombros de lo que tuvo un honorable propietario yacen solos, derrotados. Lacónicas arengas han pasado de la brevedad a la extinción, y el largo discurso del perdedor, del desolado, abarcan ya más de lo que una conciencia estable está dispuesta a racionalizar.
En condiciones normales la sucesión de los días es algo que se entiende estable, casi un clásico. En condiciones actuales la sucesión de los días se asemeja a lo trágico, como el teatro griego.
La escoria moradora y pululante de tierra mar y aire tiene rutas infinitas por donde desolar a sol y luna.
Corren tiempos arriesgados para los sujetos felices. No se sujetan los predicados, y la ruptura dialéctica arrastrará la palabra hasta el escombro.
Danos hoy nuestro pan de cada día, pero sobre todo danos un día, a poder ser, estable.

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