Y ese fue el mayor acto de vanidad, o
de inconsciencia. Dejar de brújula un reloj y el tiempo volando tras
bandadas de nómadas viajantes.
Si la profundidad es cosa de mares y
poetas, navegaré en superficiales aguas plagadas de horas impares,
donde ni queriendo se puede interceder entre mi balsa y mi calma.
No es cuestión de ser o no ser, es
quizás una duda pintada con un color sencillo. Esas grandes y
costosas escalas cromáticas son también propiedad de mares y
poetas.
A complicadas preguntas, simples
respuestas.
Estoy en casa.
Cree el artista que todo es bello, el
cínico que todo es gris
el creyente que todo existe, y el
empático que todos sienten
el optimista que todo es “si”, y un actor que todos mienten.
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