Una vez me quede sin ellas no
encontraré más opción que hacer que tu cuerpo se olvide del frío
tacto de la soledad sin su ayuda, pero con la tuya. Que jugar con tus muñecas no
siempre es un juego de niños.
No creas que están por terminar,
contigo he aprendido a encontrarlas hasta debajo de las mesas. Con
casi tanto brillo como esos ojos que decidieron guiñar a lo locura y
hacer que el tiempo danzara de un lado a otro. Uno de esos lados será
nuestro y allí agarraremos a ese reloj para recordarle que este
instante es de los dos y de nadie más.
Y ya que compartimos hasta la ropa,
compartamos también unos labios que no paran de gritar al auxilio de
un loco asalvajado.
Que se sonrojen hasta los espejos.
Que se sonrojen hasta los espejos.
¡¡Ay madre!! ¡¡Pero Edward!! ¡¡Qué es esto!!
ResponderEliminarNunca te había leído nada parecido... ay, ay, ay. El sol y el amor asalvajado juntos. ¡Ay! (permítemelo, por favor: :D).
Marry me.
ResponderEliminarSerá que no ha habido nada parecido antes. Till i burn. Será un placer intentar escribirlo, el doble al repetirlo. Más rock que asperger, más tuyo que mío Amelié.
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