Sin definir el escenario con flecos y
arabescos líricos, os diré que era una jaula. La visión más
claustrofóbica, ahogante y miserable de una celda que podáis
imaginar. No quiero recordar mucho más de ella.
La piel en su asombrosa locuacidad,
relata historias que ojalá hubiesen quedado en el mismo instante en
el que vieron su fin. La profunda quemadura de una obsesión
superficial es el recordatorio diario y constante de la fragilidad de
algo tan imprescindible como es la visión de uno mismo.
No he dejado en las ciegas manos del
azar la palabra visión. El dualismo imperante en el todo y en la
nada no actúa de forma indiferente en este concepto duplicado, tan
lleno de luces y sombras.
Es la memoria una pésima virtud, más
bien un incontrolable vicio que todo lo embadurna. Y yo, como
portador de todos los males que he conocido,sufro de una
inquebrantable capacidad para ensuciarlo todo con una comparación.
Esa era la prisión hecha hogar en la
que habitaba la contradicción del ayer y del hoy, del dolor y el
placer, y de la importancia de tenerlo todo. Sin tener nada.
hola, encanta tu blog siempre lo leo cuando me levanto, me da la energía que necesito para ser honesto el resto del día, quieres ser mi amigo??
ResponderEliminarPese a no saber quién eres, intuyo que tu apariencia es desagradable y tu altura no muy elevada.
ResponderEliminarIgualmente creo que aún así te quiero y que dormiremos juntos a no mucho tardar.
Te voy a dar yo energía si te veo, pedazo de Vaca.