jueves, 23 de mayo de 2013

El sueño del loco



Ver cómo tus ojos ya no tienen dónde esconderse, tu cuerpo tiembla entre las ansias y no recuerdas el reposo ni durmiendo.
Si no recuerdas no es por mala memoria, si no por esas manos que te hicieron borrar hasta tu nombre, camuflado entre unas sábanas que por amor y pasión no quieren dejarte descansar.
Pasión parece poco cuando hablamos de no hablar, cuando hablamos de sentir con los labios empapados.
Mientras yo estoy perdido, tú pronuncias el deseo rasgando una espalda que es tuya y de nadie más.
Sólo consigo pronunciar el anhelo de que sigas cerca, de que no te quedes quieta.
Necesidad de un hombre afortunado, que puede decir que su lengua juega más que cualquier prenda con tu cuerpo.
Más tuyo que de nadie más, quiero hacerte mía. Quiero que “nosotros” sólo venga unido a fiebre sin cura, sudor que ahoga el miedo y una respiración que amenaza con la retirada.
Hay muchas formas de morir, casi tantas como posiciones en un tablero infinito formado por dos locos que sólo temen no estar juntos.
Después de morir, renacemos y volvemos a asesinarnos, con una mirada que nunca queda en aviso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario