Yo de mayor quiero ser cura o escritor, vivir del cuento. Pensándolo fríamente prefiero lo segundo, quizás por que la creencia no es mi mayor virtud( ¿es una virtud creer?) y cumplir con órdenes que vienen de arriba sin demasiada justificación pues aún menos; ya me cuesta hacer caso al todo poderoso de arriba en mi día a día, el Estado(insertar marcha imperial aquí).
Vivir de las ideas de uno mismo se antoja un placer sólo equiparable a un gesto de amor incondicional o al cigarro posterior a un trabajo bien hecho( mentes libinidosas no os quedéis estancadas en el sexo, hay más trabajos bien hechos que merecen un cigarro).
¿Qué clase de trabajo es ser escritor?, vender tu yo profundo, tu forma de ver el mundo, de fantasear, proyectas tu ser en cada personaje que inventas, lo dotas de pequeñas parcelas de tu personalidad. La prostitución intelectual tiene un precio, y en el mundo de la pluma( mentes libinidosas seguid en off por favor), es realmente bajo. J.K Rowling no opinará lo mismo, pero no es la clase de vendedor de ideas escritas que tengo en mente.
Es probable que alguien que lea cualquier pequeña reflexión mía tenga en mente un perfil básico de cómo soy, edad, gustos e incluso físico. Ahora mismo sólo soy un aficionado y aún así no creo que nadie acertase con ese "perfil básico". Nos asusta sentirnos desnudos ante la masa( aquí mis pequeñas mentes libinidosas si que pueden fantasear, me lo he buscado), ver que alguien puede juzgarnos de forma más profunda sin caer en el tópico del insulto gratuíto y los defectos palpables.
El verdadero objetivo de alguien que escribe es expresarse, es por un lado el placer de sacar de las profundidades de su ser algo que parecía condenado a quedarse sepultado en la mediocridad de la ignorancia, y por otro el arrebato romántico de volver a leer en un futuro algo que transmitiste al mundo en tiempos pretéritos, y recordar.
Ideas, sentimientos, recuerdos, reflexiones... parece que la pluma tiene a sacar la vena introspectiva de todos (menos de los gays, que de introspectivo nada).
Cuando sea mayor viviré de un cuento que seguramente no será como lo imagino. Pero mejor un cuento que una novela negra, hace años que nadie vive de cuentos y si de oscuras novelas plagadas de traiciones e infelicidad
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