sábado, 25 de agosto de 2012

Errando, errando


Sean bienvenidos a la liga de los intentos extraordinarios. Sin género y con pretenciosa calma. En un lado tenemos la soberbia, casi vanidosa excelencia de un domesticador de palabras y por el otro el extraordinario intento por adherirse a sectores autosuficientemente culturales. No sorprende a nadie que los nadie deseen ser alguien, eso sí que sería un verdadero acto de vanidad, asumir lo insostenible y enorgullecerse por ello.
Un verdadero galán no trafica con maderas tan frugales como incomibles. Pertenecen al nuevo sector burgués del lápiz y las cuerdas, “la indigesta”. Amplificando psicofonías y con la consagración de toda carencia de talento.
Mala consejera es la timidez y el decoro en algunos casos. La mejor defensa suponen en otros.
Cada pluma, tan volátil viento mediante, debe viajar hasta encontrar su lugar.
Escóndanse en sucios plumajes, donde no se note.

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