Se escuchan cuerdas de guitarra en la
garganta. Cuando eso pasa, hasta los gritos tararean y los insultos
silban. Extraño es el fenómeno por pasajero, o por perenne si se
modula desde dentro. Nadie ha dicho que sea fácil contener tal
privilegio, ese don que igual que arregla hasta el más incurable
bache, se desvanece entrañablemente para regresar cuando estime
oportuno.
Cada cual debe saber cómo
aprovecharlo, mas no aprovecharse, que es muy tiquismiquis.
Quizás sea momento de hablar y bañarse
en café.
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