sábado, 8 de septiembre de 2012

Viva el Rey


Se ha vilipendiado cruelmente la monarquía en los últimos tiempos. La fama es dura a veces, y dura demasiado. Siglos han pasado con la carga del desprecio soberano por parte del vasallaje, un contexto similar al castigado Atlas con el insufrible peso del mundo encima de sus hombros.
Cetros, coronas, poder y algún que otro trono. Palabras cargadas de una memoria histórica descomunal y frágilmente subjetiva. Subjetiva es la emoción que el cuerpo tiene por respuesta.
Sea cual sea el linaje de cada diminuto campesino, el truco del manco reside en despertar a cada segundo, con la emoción de la mañana de los Reyes Magos.
God save the Realm, o como diría un campesino ilusionado, Dios salve a la realeza.
En este o en otro pueblo, todos guardamos una corona en un cajón, esperando ser rescatada para darle luz a la noche.
Como los Reyes Magos.

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