viernes, 4 de noviembre de 2011

Lágrimas sobre mojado

Una vez más el ruido forma parte de nosotros. Si nadie le dice a ese niño que deje de llorar la situación va a ser insostenible.
En cada calle, en cada esquina, escucho el rugido de cualquier erosión. Frenos bruscos evitando una colisión fatídica en el último instante, monedas que caen al suelo o acaloradas discusiones entre legos en el arte de vivir.
Sólo la lluvia es capaz de espantar a la basura que con el tiempo aprendió a caminar, y te regala un momento de catarsis mientras observas en calma que todos han huido. La noche llega pronto y ya nada me ciega, y si lo intentase le daría la espalda.
El casi poético precipitado, es música para el alma y hogar para el sin techo.
Acaba de empezar la estación del cambio, y quiero que sea en silencio.
Una vez más, que llueva.

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