Un suspiro meditado, agasajado por la conciencia tranquila. La respuesta correcta a una pregunta mal formulada. Entre vaivenes, nieblas, y algún que otro tren, descansa la finita perfección mortal.
La fugacidad más persistente, poseedora de mi más ansiado gesto, inspira y crea entre los rostros algo similar a una emoción.
Ladrona del semblante, malabarista de emociones. Divina comedia de guión imprevisible.
Esa era, a veces es, y quién sabe si será.
Ni se crea ni se destruye, sólo se esconde. A veces más, a veces menos.
Se presume que está, como presume de su signo.
Vuela.
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